Nuestro obispo de Sigüenza-Guadalajara,
Atilano Rodríguez, ha escrito una sentida Carta Pastoral a
todos los diocesanos. En la misma ofrece unas reflexiones al hilo de los
acontecimientos que se han sucedido con motivo de la pandemia del Covid-19 y
tras una reflexión meditada durante el confinamiento vivido en las últimas
semanas.
Las primeras palabras de la carta,
titulada Con gratitud y esperanza,
son de recuerdo a los que más han
sufrido en este tiempo, a causa de la enfermedad o la muerte de sus seres
queridos. También agradece que, gracias a los distintos medios de comunicación,
los cristianos puedan haber participado, y sigan haciéndolo, de las
celebraciones de la fe en este tiempo en el que, para cumplir responsablemente
con la continuas indicaciones de las autoridades, los templos han estado
cerrados al culto.
La carta tiene varios capítulos dedicados al agradecimiento, de una forma especial, al
personal sanitario y demás servidores públicos, por los que, asegura, ha tenido
un recuerdo particular durante este tiempo; a los trabajadores y voluntarios de
Cáritas, que han tenido que multiplicar sus esfuerzos para atender a los más
pobres que se han multiplicado; a las personas consagradas, que han estado,
desde sus distintos carismas atendiendo diversas realidades, a las familias
que, en este tiempo, han tenido ocasión de convivir más por el obligado
aislamiento y a los sacerdotes que han multiplicado, con gran imaginación, los
medios para estar cerca de sus comunidades ofreciendo consuelo y esperanza.
El Obispo reflexiona, en el cuerpo central de
la carta, sobre las enseñanzas que esta
situación tan particular nos puede ofrecer. El coronavirus nos ha hecho
parar y recapacitar. El obispo se pregunta por la relación entre el hombre y
Dios, en un apartado centrado en la religiosidad actual, que considera muy
personalista y poco profunda, con poca experiencia de la finitud humana y
prepotente ante los acontecimientos. Por el contrario, nos dice que en este
tiempo “hemos comprobado que somos
débiles, vulnerables y necesitados de la ayuda de los demás”, y que, aun
valorando la ciencia y la técnica, no debemos excluir a Dios como si fuera “un
estorbo para el progreso” relegándolo al “ámbito privado”.
Se nos recuerda
la importancia de vivir la fraternidad, que hemos recuperado en esta
novedosa situación, de valorar la libertad,
que hemos descubierto al ver limitados los movimientos, la convivencia, el trabajo y el culto y de encontrar el sentido de la vida,
para no experimentar la angustia y la desesperación.
En su mirada
al futuro, tras la experiencia de esta dolorosa realidad, la carta del
obispo ofrece algunas pautas para la acción pastoral en la diócesis, que tendrá
que seguir caminando de forma sinodal, retomando los trabajos que se venían
realizando.
Don Atilano invita a todos a crecer en la oración que nos ayuda “a poner la confianza en el Padre, a
crecer en la identificación con Jesucristo y a entregarnos a los hermanos sin
condición”. También reclama que se busque la paz interior, desde el silencio y la escucha, para que Dios y el
resto de los hombres puedan tener una palabra en los proyectos personales.
Escuchar para acompañar. Escuchar para compartir, con esperanza, los dolores y
sufrimientos de la humanidad.
El obispo, al llegar al final de su
reflexión, no quiere olvidar a los que más sufren
y sufrirán las consecuencias de la pandemia en todos sus aspectos, también en
el económico. Invita a aunar esfuerzos en torno a las asociaciones
caritativas de la Iglesia, especialmente con Cáritas, que tendrán que dar
respuesta también a nuevas pobrezas. Los necesitados aumentan, los recursos
merman, pero con la ayuda de todos, también de las instituciones civiles y,
sobre todo, de los voluntarios habrá que afrontar la nueva realidad.
Las palabras del obispo concluyen con una referencia a la Virgen María, a la que en la
provincia de Guadalajara se venera de una forma especial en este mes de mayo.
Muchas son las romerías que habrían de celebrarse estos días y han de ser
suspendidas. A María, siguiendo la recomendación del papa Francisco de
contemplar la vida de la Virgen con el rezo del rosario este mes de mayo,
termina el obispo pidiendo su protección para toda la diócesis.
ENLACE A LA CARTA PASTORAL
https://www.siguenza-guadalajara.org/images/documentos/carta-pastoral-gratitud-esperanza.pdf
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