miércoles, 17 de junio de 2020

FUNAMBULISTA


1.- El “Funambulismo” es el arte de caminar a lo largo de un delgado alambrecuerda o similar mínima superficie de apoyo. Proviene del latín «funámbulos», de «funís» -cuerda-, y «ambulare» -andar. Podemos dar a este término el sentido comúnmente aceptado de “andar por la cuerda floja” que utilizado de forma metafórica hace referencia a alguien que corre peligro en diversos aspectos de su vida.
El sentido del equilibrio es pieza esencial para poder realizar esta actividad. Y para no perder el equilibrio, el funambulista, se ayuda, de una barra que le hace no tambalear y caer.

2.- “De un tiempo a esta parte” noto, con cierto estupor, como el teléfono móvil se me ha “petao” de whassap, imágenes, audios, vídeos… dónde el equilibrio brilla por su ausencia, pasando del blanco al negro sin contemplar la mínima posibilidad de la variada gama de colores. Y me he acordado del funambulista, de su barra y de su equilibrio imprescindible para andar por el alambre.
El sano equilibrio, para mí, es  una necesidad que tiene que surgir en el corazón del ser humano mientras caminamos por la vida. Y no descarto de esta afirmación al cristiano que, como ser humano que es, necesita del equilibrio para ser y obrar como tal.
Personalmente pienso que ese equilibrio humano y espiritual nos proporcionará una madurez que nos llevará a acercar al hombre y mujer de nuestro tiempo hasta el Dios del Amor.

3.- Los pensadores y filósofos antiguos ya hablaban del “Aurea mediocritas” ("dorado término medio", o "dorada medianía" o "moderación") Algo así como que el centro es el lugar de la virtud. Alcanzar el punto medio entre los extremos alejando cualquier tipo de exceso.
Y esto es por lo que yo abogo en este artículo, no por la mediocridad y sí por la moderación, no por el extremo sino por el equilibrio, no por las posturas talibanes sino por el dialogo y el encuentro; no por el vocear sino por el escuchar; no por el restar sino por el sumar; no por mi verdad sino por contemplar la verdad del otro; no por mi “yo” sino por el ponerse en el lugar de…

4.- Debe ser que me estoy haciendo mayor y empiezo a sentir ciertos miedos que en otra época de mi vida igual estaban pero no me percataba de ellos. Ahora soy consciente que tengo aún oportunidades para crecer en lo humano y en lo espiritual, y todo lo que supone “extremo” y “beligerancia” no me ayuda ni a ser mejor persona ni, mucho menos, a ser mejor cristiano.

5.- La apuesta es sencilla, vivamos el equilibrio del funambulista. No metamos el dedo en heridas porque con esa actitud no vamos a sanar sino a dañar. No impongamos sino que propongamos. No ladremos sino, más bien, hablemos. No “olisquees” la vida del prójimo sino ponte sus zapatos.

Con todo sigo viviendo en la esperanza de que podemos construir y no destruir, ser puente y no muro, acoger en vez de rechazar, comprender y no despreciar…
Igual para todo esto, empezando por mí, habrá que desinstalarse de los pedestales en los que nos encontramos, bajar a la tierra, pisar suelo y mancharnos de barro.
Aquello del Papa Francisco de “prefiero una Iglesia accidentada, herida y manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la comodidad de aferrase a las propias seguridades” 

En fin, ya sabéis que son cosas de Santy que le bullen. Hacedlas el caso equilibrado y justo

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