1.- El
“Funambulismo” es el arte de caminar a lo largo de un delgado alambre, cuerda o similar mínima
superficie de apoyo. Proviene del latín «funámbulos», de «funís» -cuerda-, y
«ambulare» -andar. Podemos dar a este término el sentido comúnmente aceptado de
“andar por la cuerda floja” que
utilizado de forma metafórica hace referencia a alguien que corre peligro en
diversos aspectos de su vida.
El sentido del equilibrio es pieza esencial
para poder realizar esta actividad. Y para no perder el equilibrio, el funambulista,
se ayuda, de una barra que le hace no tambalear y caer.
2.- “De un tiempo a esta
parte” noto, con cierto estupor, como el teléfono móvil se me ha “petao” de whassap,
imágenes, audios, vídeos… dónde el equilibrio brilla por su ausencia, pasando
del blanco al negro sin contemplar la mínima posibilidad de la variada gama de colores.
Y me he acordado del funambulista, de su barra y de su equilibrio
imprescindible para andar por el alambre.
El sano equilibrio, para mí, es una necesidad que tiene que surgir en el corazón
del ser humano mientras caminamos por la vida. Y no descarto de esta afirmación
al cristiano que, como ser humano que es, necesita del equilibrio para ser y
obrar como tal.
Personalmente pienso que ese equilibrio
humano y espiritual nos proporcionará una madurez que nos llevará a acercar al
hombre y mujer de nuestro tiempo hasta el Dios del Amor.
3.- Los pensadores y
filósofos antiguos ya hablaban del “Aurea
mediocritas” ("dorado término medio", o "dorada medianía"
o "moderación") Algo así como que el
centro es el lugar de la virtud. Alcanzar el punto medio entre los extremos
alejando cualquier tipo de exceso.
Y esto es por lo que yo abogo en este artículo,
no por la mediocridad y sí por la moderación, no por el extremo sino por el equilibrio,
no por las posturas talibanes sino por el dialogo y el encuentro; no por el
vocear sino por el escuchar; no por el restar sino por el sumar; no por mi
verdad sino por contemplar la verdad del otro; no por mi “yo” sino por el
ponerse en el lugar de…
4.- Debe ser que me
estoy haciendo mayor y empiezo a sentir ciertos miedos que en otra época de mi
vida igual estaban pero no me percataba de ellos. Ahora soy consciente que
tengo aún oportunidades para crecer en lo humano y en lo espiritual, y todo lo
que supone “extremo” y “beligerancia” no me ayuda ni a ser mejor persona ni,
mucho menos, a ser mejor cristiano.
5.- La apuesta es
sencilla, vivamos el equilibrio del funambulista. No metamos el dedo en heridas
porque con esa actitud no vamos a sanar sino a dañar. No impongamos sino que
propongamos. No ladremos sino, más bien, hablemos. No “olisquees” la vida del prójimo
sino ponte sus zapatos.
Con todo sigo viviendo en la esperanza de que
podemos construir y no destruir, ser puente y no muro, acoger en vez de
rechazar, comprender y no despreciar…
Igual para todo esto, empezando por mí, habrá
que desinstalarse de los pedestales en los que nos encontramos, bajar a la
tierra, pisar suelo y mancharnos de barro.
Aquello del Papa Francisco de “prefiero una Iglesia accidentada, herida y
manchada por salir a la calle, que una Iglesia enferma por el encierro y la
comodidad de aferrase a las propias seguridades”
En fin, ya sabéis que son cosas de Santy que le bullen. Hacedlas el caso equilibrado y justo
En fin, ya sabéis que son cosas de Santy que le bullen. Hacedlas el caso equilibrado y justo
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