domingo, 13 de septiembre de 2020

14 SEPTIEMBRE: LA CRUZ LOCURA DE AMOR

Foto: Imagen que preside el altar mayor 
de la Parroquia Beata María de Jesús

Si nos detenemos en la oración del "Padre Nuestro", nos iremos acercando a la contemplación de un Dios Padre, cercano, que habita en el corazón del ser humano y que cuenta con nosotros para hacer un mundo más humano, fraterno y misericordioso.

El 14 de septiembre, celebramos un día grande en la Iglesia, un acontecimiento de alegría y festivo, en donde miramos a Jesús, Aquel que amó hasta el extremo, que siendo Dios se humilló, se hizo pequeño, se hizo hombre, cargó con la cruz de nuestras dolencias y que nos ofrece la oportunidad de sentirnos amados, NO por un Dios ausente y lejano de nuestras vidas, sino por un Padre tierno y misericordioso.

Este Padre, siempre ha estado atento al ser humano. Ha sido fiel a la Alianza que realizó con el pueblo de Israel y hoy es fiel a ti y a mí, al pacto de cariño que selló con la vida de su propio Hijo, quien murió en una cruz, por amor, con nuestras debilidades, con nuestras vidas.

Contemplando a Jesús en la cruz debemos repetirnos, en el corazón, aquella expresión de San Pablo: “Me amó hasta entregarse por mí”. No sólo nos dio el Maestro cosas tan importantes como su palabra, su mensaje, sus milagros, su ejemplo de vida… sino que, además se dio así mismo, no se reservó nada para Él, nos dio su propia vida, se entregó, perdonando, por amigos y enemigos. No hay amor más grande que el que nos presenta la cruz, porque contemplamos hasta qué punto Dios nos ama…
La fiesta de la "exaltación de la cruz" en la que contemplamos a Jesús  roto, crucificado, con los brazos extendidos, entregado hasta la muerte por nosotros… es la fiesta de la locura del Amor con mayúsculas.

Cristian@s, esta imagen de Jesús, que está presente en nuestros templos y de miles de maneras en nuestras vidas, a la que tenemos devoción y cariño, nos recuerda: que la pasión no ha terminado sino que continua, que Cristo sigue sufriendo en los que sufren, que Jesús sigue muriendo en cruces injustas, que el Maestro está clavado de pies y manos en el dolor de los que son oprimidos y menospreciados, que Cristo continua su agonía en los enfermos, en los que padecen en su cuerpo o en su espíritu, en los que lloran, en los descartados y excluidos, en los perseguidos, en los migrantes, en los encarcelados...

Amig@s, esta fiesta, es oportunidad que se nos ofrece a todos para crecer en el seguimiento de los valores de Jesús. Oportunidad de hacer vida cada una de las bienaventuranzas y oportunidad para implicarnos en la imitación de Jesús, por medio del mandamiento del amor que Él nos dejó como único testamento y herencia.

Salgamos de nuestras comodidades, al menos con la convicción de que el Señor nos invita a ser su “rostro en medio del mundo”. Rostros en nuestras casas, calles y plazas. Rostros en nuestros ambientes, lugares de trabajo y tiempos de ocio.
Salgamos al mundo con la ilusión de que estamos llamados a poner en práctica la Buena Noticia del Evangelio y hacer de la realidad de nuestra vida un lugar donde reine el amor fraterno.
No escondamos ni nuestra fe ni nuestros sentimientos en frías paredes de los templos. Estamos invitados a cosas más grandes e importantes. No nos conformemos con las migajas que caen de la mesa, ni con las minucias sino que acudamos a lo que verdaderamente nos alimenta.

El Señor te ama y te quiere, con todas tus imperfecciones, para que seas su discípulo misionero. No tengas miedo, Él te coge de la mano y te acompaña. Di SI a Cristo

La cruz que Cristo carga en sus hombros, no es sombra sino que es luz, vida y victoria. Esa cruz es nuestro signo de sencillez y salvación, de amor sin reservas, de acogida y de compromiso. Esa cruz es el libro del amor más grande. Abraza la cruz de Jesús.

No hay comentarios:

Publicar un comentario