jueves, 24 de septiembre de 2020

SÍ PERO NO… Y… NO PERO SÍ


En algunas ocasiones podemos caer en la tentación de decir lo contrario de lo que pensamos hacer; con ello demostramos que las palabras pueden carecer de sentido, que las promesas resultan vacías si no son acompañadas por hechos.

Decimos palabras que son “políticamente correctas” pero que no se ajustan a la realidad. En la mayoría de las ocasiones queremos evitar que alguien se sienta ofendido y, en otras, lo que pretendemos es quedar bien, ser aceptado por el “otro” u “otros”, ya que ajustamos nuestras palabras a su forma de pensar pero nuestras acciones distan mucho de lo que decimos.

Solemos definir a una persona como “coherente” cuando actúa de acuerdo a sus principios y a sus valores. Cuando una persona dice una cosa pero hace la contraria, entonces, muestra una contradicción entre hechos y palabras que genera sensación de poca coherencia ética frente al interlocutor

Creo, que nos encanta encontrarnos con personas “autenticas”, aquellas que dicen la verdad, acepta la responsabilidad de sus sentimientos y conductas, es sincera consigo misma y con los demás.

En el evangelio de este domingo (Mateo 21,28-32) Jesús ofrece a quienes le escuchan, la parábola conocida como la de “los dos hijos”. Un padre pide a uno de sus hijos que acuda a su viña a trabajar, este le contesta que SÍ irá, pero no acude. Lo mismo pide a otro de sus hijos el cual le contesta que NO va a trabajar, pero después se arrepiente de sus palabras y finalmente acude a la viña.

Dos preguntas lanza Jesús. La primera que “¿os parece?”

Podemos decir que el hijo que contesta NO y después va a la viña, ha puesto en entredicho la autoridad y el honor del padre al desobedecerle y por lo tanto sería clasificado, el padre, entre sus vecinos como hombre poco honorable. Seguro que llamaría la atención, entre quienes escuchaban la parábola, la poca vergüenza que el hijo mostró al desobedecer.

Pero la segunda pregunta: “¿Quién de los dos cumplió la voluntad del padre?” hace mirar las cosas desde otra perspectiva. Lo importante NO es quien se comportó bien, ni dijo lo que era políticamente correcto, SINO quien cumplió la voluntad del padre. Y esto era el cambio que Jesús invitaba a realizar.

Por ello las palabras de Jesús son claras: “los publicanos y las prostitutas van por delante de vosotros en el Reino de Dios”.

Es decir: los fariseos, sacerdotes y ancianos del pueblo dijeron SÍ a Dios al aceptar la ley de Moisés, una actitud irreprochable desde el punto de vista de las convicciones sociales. Pero NO han cumplido la voluntad de Dios y el signo más evidente es que se han negado a acoger la invitación de Juan a la conversión.

Sin embrago los recaudadores de impuestos y las prostitutas que, inicialmente dijeron NO a Dios, negándose a vivir según los mandamientos, son los que han acogido la invitación y los que de hecho han cumplido la voluntad del Padre.

En esta parábola se nos enseña el rechazo de Israel a Jesús y la oferta del Reino hecha a los de fuera: prostitutas, publicanos, pecadores, mendigos…

Reflexión: Lo verdaderamente importante no es que nos movamos por convicciones sociales externas, sino por actitudes internas. El que honra a Dios no es el que observa unos ritos externos sino el que cumple su voluntad.

Descubrir la voluntad de Dios Padre y vivirla con autenticidad y coherencia es la propuesta de Jesús.

La voluntad de Dios es que todo ser se salve, tenga vida, sane y obtenga la pertenencia al Reino prometido por Jesús… pero esta salvación no se hace por decreto ley, sino que entra en juego nuestra libertad. Dios nos concede la libertad incluso para decir NO a su voluntad. NO a su plan de salvación con nosotros.

Dios, el Padre Bueno, de todos, que habita en el interior del hombre, nos concedió la capacidad creadora, para dar vida o muerte, para construir o destruir, para crear el bien o para realizar el mal, para ser instrumentos de salvación y luz o, por el contrario, ser instrumentos de oscuridad y muerte.

Cuando oramos diciendo: 'hágase tu voluntad', estamos suplicando al Padre nos ayude a cumplir su voluntad de ser colaboradores del amor gratuito de Dios, manifestando la misericordia del Padre. Ser “otros cristos en la tierra” se hizo hombre y amó hasta el extremo.

Ahora la pelota está en tu tejado… ¿Qué respondes?: Sí pero no… o no pero sí.

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