Si quieres destacar una idea pon al lado su contraria. Es el juego que utilizan en los anuncios publicitarios; contraponer, confrontar o contrastar una cosa con otra opuesta o diferente. Quieres destacar que un producto lava la ropa con un resultado de blanco nuclear, pues te lo contrastan con otro producto, generalmente marca blanca, que no lo deja tan limpio. La vitrocerámica está rallada, usa el producto que te indican y verás que brillo sin dañar… Podría poner muchos ejemplos. También este método lo hemos usado en la Iglesia, ¿recordáis cuando en nuestros catecismos se yuxtaponían siete virtudes a los siete pecados capitales? “Contra la pereza, diligencia…”
Al hacer una primera lectura de la Palabra de Dios de este domingo 32 del Tiempo Ordinario (ciclo b) observo como se contraponen actitudes claramente diferentes que evidencian lo que se quiere resaltar… afina bien y lo comprobarás por ti mismo.
La primera lectura (Primer Libro de Reyes 17,10-16) acentúa el poder de la Palabra de Dios, que comunicada por el profeta, puede restituir la vida a quienes están en las mismas puertas de la muerte. En esta lectura se contraponen el poder del Dios del profeta Elías con el dios pagano Baal.
El milagro existente en este texto, es una victoria de Dios que da trigo y aceite (dones atribuidos a Baal) incluso en el territorio de Sarepta, una pequeña ciudad de la costa fenicia (lugar donde reinaba Baal) y a una viuda y su hijo (súbditos de Baal) Te invito a leer Oseas 2,10
En el evangelio (Marcos 12, 38-44) nos encontramos con una nueva contraposición. Frente a la vanidad y avaricia de los escribas, Jesús presenta a una viuda pobre y su generosidad como modelo.
Los escribas, admirados y estimados por el
pueblo, son desenmascarados. Jesús les señala como vanidosos en cuatro pinceladas: “Les encanta pasearse con amplio ropaje y que les
hagan reverencias en la plaza, buscan los asientos de honor en las sinagogas y
los primeros puestos en los banquetes” Igualmente les tacha
de avariciosos, singularmente grave
porque les lleva a la explotación de los más indefensos (viuda) sirviéndose del
prestigio religioso que poseen. “Devoran
los bienes de las viudas, con pretexto de largos rezos”
Antes de abandonar el templo, Jesús quiere que sus discípulos graben bien en su memoria la lección que ha intentado impartir. Jesús se sirve, para expresar lo que debe ser el verdadero acto de culto, de la escena de una viuda pobre que se acerca al arca de las ofrendas. A ella es a quien los discípulos deben imitar.
Un gesto elocuente cierra el texto: “se acercó una viuda pobre y echó dos reales” Esas dos monedas llevan el sello del don total que meditábamos el domingo pasado con el “Shemá"
Reflexión: ¿Os acordáis que reflexionando en el evangelio de la semana pasada decía que en el pasaje de Marcos 12,38-44 encontraríamos la respuesta para saber qué es lo que quedaba al escriba para poder estar “no cerca del Reino” sino dentro de él? Pues hoy se nos ofrece la respuesta a ti y a mi si queremos participar y pertenecer al Reino:
1.- No esconder, bajo comportamientos aparentemente irreprochables, vanidad y avaricia. Ambos hacen inútil cualquier acto de culto.
2.- Servirse de lo religioso para explotar a los indefensos, en vez de ayudar a los pobres y necesitados es singularmente grave. Nada puede haber más abominable y corrupto que un comportamiento hipócritamente religioso en función de una ambición sin escrúpulos.
3.- Nuestro estilo nuevo debe ser hacerse los últimos y servidores. Acoger a los pequeños y compartir con los necesitados.
4.- El encuentro con Dios no se consigue a través de unos ritos externos, más o menos suntuosos, sino mediante gestos sencillos y silenciosos, que pueden pasar incluso desapercibidos. Lo que cuenta es un corazón desprendido y confiado en la acción de Dios, ya que Él no se fija en lo que damos sino en lo que nos reservamos para nosotros. “Los demás han echado de lo que les sobra, pero ésta, que pasa necesidad, ha echado todo lo que tenía para vivir.»
Hoy recibimos una nueva instrucción por parte de la Palabra. Se nos ofrece una “antítesis” ya que se nos contraponen dos formas de vivir que corresponden a dos expresiones de significado contrario. Mediante dos viudas, en situación extrema de necesidad, se nos llama la atención para saber ser en medio del mundo sal de la tierra y luz de las gentes, desde nuestra generosidad.
Es nuestro momento, salir del letargo del corazón y saber traducir la Palabra al “aquí y ahora”.
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