Tras el “parón” obligatorio del tiempo de
pandemia, la parroquia de San Pascual Bailón vivió en todo su esplendor la
festividad del patrón, presidida por la alegría. Una jornada en la que la
comunidad y familia de fe se reunió, entorno al altar de la Palabra y de la
Eucaristía, para festejar al titular de nuestra parroquia. Este día estuvo
precedido por una novena de oración donde se meditó sobre la virtud de la
esperanza que fue el hilo conductor de nuestras reflexiones.
La fiesta del 17 de mayo comenzó con la Eucaristía, que estuvo celebrada y presidida, junto a los párrocos, por nuestro pastor y obispo don Atilano, quien quiso acompañarnos durante toda la tarde en la Misa, en la procesión y al final en un tiempo de convivencia. Agradecemos a Don Atilano su presencia y el cariño que mostró a toda la parroquia y a cuantas personas se acercaron a él.
La Eucaristía, preparada por la comunidad
parroquial, tuvo un carácter sencillo y festivo. Como no podía ser menos la
alegría fue la nota principal y dominante. En la homilía el Obispo diocesano nos
ayudó a meditar en el amor a Jesús Eucaristía y a la entrega a los pobres,
descartados y doloridos que caminan con nosotros en la vida. Dos notas
dominantes en la vida de San Pascual que no interrogan en nuestro día a día y
nos invitan a imitarle.
En la celebración se bendijeron los “panecillos” que fueron entregados a todos los presentes por medio de los voluntarios de caritas parroquial. Un gesto que quiere ser símbolo de nuestra actitud en la vida con los más pobres.
Al finalizar este acto de entrega de los panecillos de San Pascual, dio comienzo la procesión por diversas calles del barrio, acompañados de los dulzaineros y de diversos cantos populares, terminando, en el templo parroquial, con una pequeña oración y la bendición con la que se daban por finalizado los actos religiosos del día.
No es fiesta completa sin que haya un espacio para la convivencia, para el compartir y para los saludos. Como el tiempo acompañaba, en el patio de la parroquia, se nos obsequió a todos los presentes con unas pastas y limonada fresquita. Los dulzaineros animaron el momento y afloró el baile de forma espontánea. Ahí se vio el arte de todos a la hora de acompañar cuerpo y música. Pasodobles, jotas… y “Paquito el chocolatero” que no puede faltar en estos encuentros bailongos hicieron su aparición.
Agradecemos a toda la parroquia su ayuda para preparar esta fiesta y agradecemos a todos su presencia y su alegría porque cada vez es más necesaria en el mundo en el que vivimos.
Por último, una vez más, queremos poner bajo
la protección de San Pascual a toda la comunidad parroquial y al barrio, para
que la sencillez y el amor a la Eucaristía que nuestro patrón vivió nos ayude a
tener a Jesús como el centro de nuestra vida, a mostrar al mundo la esperanza
que nace del amor de Dios y a vivir en la alegría del corazón con nuestros
hermanos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario