Sin el
Espíritu Santo,
Dios está lejos, Cristo se queda en el pasado, el Evangelio en letra muerta, la
Iglesia no pasa de simple organización, la autoridad se convierte en dominio,
la misión en propaganda, el culto en evocación, y el quehacer de los cristianos
en una moral de esclavos.
Con el
Espíritu,
Dios vive en cada corazón, Cristo, desde el hoy, nos abre el futuro, el
Evangelio potencia la nueva vida, la Iglesia expresa la comunión trinitaria, la
autoridad es un servicio liberador, la misión un Pentecostés prolongado, la
liturgia memorial y anticipación, el quehacer de los cristianos un ejercicio de
libertad y liberación
Patriarca Ignacio IV (Hazim) de Antioquía, Metropolitano ortodoxo
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