martes, 10 de octubre de 2023

ESTILO CHONI

 

Tiempo Ordinario. Domingo XXVIII

No todo vale. Si eres invitado a un evento de cierta relevancia, no optes por el “estilo choni”, no te llenes de complementos, deja a un lado la comodidad del chándal combinado con zapatillas de paño e intenta ser lo menos hortera posible, hasta el punto de pasar desapercibido y no dar la nota siendo el centro de la reunión. No obligues al anfitrión, que te ha invitado, a pasar vergüenza ajena, ni a desear que desaparezcas cuanto antes del lugar donde se realiza el evento. Quieras que no, en ciertas ocasiones, la ropa con la que se viste una persona representa su identidad, le caracteriza y le permite distinguirse del resto, en otras ocasiones, la ropa es apariencia.

En este domingo XXVIII del Tiempo Ordinario (ciclo a) la Palabra de Dios nos describe la alegría de los tiempos mesiánicos como un banquete. Desde los profetas ya se utilizaba este simbolismo, porque el banquete es imagen de abundancia, de fiesta, de alegría, de hermandad, de gratuidad… De ahí que Jesús para expresar qué es el reino de Dios use el banquete como símbolo, ya que el Reino de Dios es abundancia de bienes, fraternidad, fiesta y gratuidad. Así que amig@s somos invitados a un banquete, el ir o no ir, el aceptar o rechazar la invitación, ya es cuestión nuestra.

La primera lectura (Isaías 25,6-10a) describe un banquete, preparado por el Señor, sobre la montaña de Sion, que cambia completamente la escena, produciendo una transformación profunda. El pueblo superará las lágrimas, la vergüenza, el duelo y la muerte… y celebrará la salvación. Parece que la sola participación en este banquete creará las condiciones necesarias para la eliminación definitiva de la muerte, quedando así superado el exilio de Babilonia.

El evangelio (Mateo 22,1-14) contiene una enseñanza nuevamente en parábola. Para comprender el sentido de esta parábola tenemos que tener en cuenta que las comidas, en tiempo de Jesús, tenían una función social, pues eran ceremonias a través de las cuales se confirmaba el estatus de las personas y su escala social. Los banquetes eran un medio de estrechar lazos y relaciones. Y concretamente, en la boda de un hijo la selección de los invitados era minuciosa y se intentaba invitar a personajes importantes que dieran realce a la familia.

En este contexto rechazar una invitación era algo casi impensable y suponía una ofensa grave a quien invitaba. A la ofensa del rechazo de los primeros invitados, el rey, sorprendentemente, responde invitando a otros «Id ahora a los cruces de los caminos, y a todos los que encontréis, convidadlos a la boda. Los criados salieron a los caminos y reunieron a todos los que encontraron, malos y buenos»

¡Ah! Seguro que te estas preguntando cómo el rey, al entrar a saludar a los invitados, exige a uno de ellos “traje de fiesta”, ya que éste es encontrado en “los cruces de los caminos”. Y más sorpresa recibes cuando es expulsado del banquete. Pues bien, el rey no exige nada imposible, ya que era costumbre que el anfitrión preparara vestidos apropiados para aquellos que llegaran al banquete sin ellos. Por lo tanto, es expulsado del banquete no porque no tenga vestido de fiesta sino porque no ha querido ponérselo, ha rechazado el traje que le ofrecían y ha ofendido al rey al entrar en su banquete con vestido inapropiado, al más estilo choni.

Por lo tanto, no es suficiente con haber aceptado la invitación. Para entrar en el banquete del Reino es necesario un estilo de vida que ponga en práctica las enseñanzas de Jesús. Este es el vestido que se nos exige en el banquete del Reino. Dios ha llamado a todos a participar de su Reino, pero para poder sentarnos a la mesa hemos de cambiar el traje viejo por uno nuevo, es decir cambio de estilo de vida. No es suficiente aceptar la invitación.

Reflexión: La parábola de Mateo recoge, por un lado la experiencia vivida por Jesús al anunciar el Reino, donde los primeros invitados (líderes judíos y pueblo elegido) no responden ni acogen su predicación. Por otro lado, responde a la acusación que se hace a Jesús de por qué al Reino están todos invitados y no hay selección de personal. Y por último, es una parábola de plena actualidad porque también somos invitados, tú y yo, al banquete de bodas y se nos pide una respuesta y un traje apropiado.

La invitación de Jesús a su Reino sigue resonando hoy. Es una invitación de salvación frente a otras ofertas que en nuestra sociedad se ofrecen. Es una invitación que la debemos de percibir en medio de las alegrías y dificultades de nuestra vida, porque  tenemos que atisbar que Dios intenta llegar a nosotros en medio de nuestra historia, a veces alocada y superficial.

Amig@ si dudas sobre qué traje ponerte para acudir al banquete de la salvación y no ser expulsado por “choni”, te invito a que leas Efesios 4,2-4… Tampoco es necesario que vayas “estilo cayetano”.

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