jueves, 21 de enero de 2021

CONVERSIÓN, FE, VOCACIÓN

 

El evangelio (Marcos 1,14-20) que la iglesia nos presenta en este domingo 3º del Tiempo Ordinario (ciclo b) se divide en dos escenas, llamadas perícopas. La primera escena son los versículos 14 y 15 que son el sumario, resumen de la actividad de Jesús. Y la segunda escena son los versículos del 16 al 20 donde encontramos la llamada de los cuatro primeros discípulos.

1.- (ESCENA) Para el evangelista Marcos, Jesús inaugura su presentación en Galilea. Aquí hace aparecer su voz, mostrándose no como un profeta más, sino como Aquel en quien el “esperado Reino de Dios” comienza a ser realidad. (Ver Reino de Dios en el comentario) Esta realidad es ofrecimiento y don de Dios del que nadie queda excluido; ahora bien, si Dios otorga, espera a su vez una respuesta de acogida por parte del hombre. Esta respuesta-acogida del hombre exige conversión y fe.

Conversión: significa cambio de dirección y de rumbo, cambio de principios y forma de pensar. No quedarse donde se está sino esforzarse para llegar a ser lo que se debe ser. Y para ello debemos abandonar toda autosuficiencia, romper la cerrazón humana, permitir a Dios ser Dios y vivir la existencia como don recibido. Por lo otro lado exige Fe: que es la apertura y disposición a escuchar, abandonarse al poder salvador de Dios con una confianza total. Cimentar la vida fiándonos en la palabra de otro, en este caso ese “otro” es Jesús.

2.- (ESCENA) Conversión y fe deben hacerse realidad en el discípulo de Jesús. La vocación de los primeros discípulos que encontramos en el evangelio (Marcos 1,1-20) es un ejemplo concreto de conversión y fe… Pero, igualmente, este texto es modelo de toda vocación cristiana que conlleva una misión concreta “ser pescadores de hombres”, es decir: reunir a todos los miembros dispersos del pueblo de Dios.

Dos son los rasgos que podemos reconocer en esta catequesis de Marcos sobre la vocación:

1.- La iniciativa parte de Jesús. Él es el que llama. La fórmula hace pensar en la iniciativa y autoridad con que Dios llamaba a los profetas para que llevaran a cabo una misión concreta en favor del pueblo (por ejemplo de Elías a Eliseo de 1Reyes 19). La elección por lo tanto es de Cristo, no de sus discípulos. En el mundo judío eran los discípulos quienes llamaban y elegían a sus maestros, en el caso de Cristo es Él quien llama y tiene la primera iniciativa.

2.- La respuesta, a esta llamada previa de Jesús, implica desprendimiento y renuncia que se traduce en seguimiento. No puede ser respuesta de titubeo, sino que hay que “dejarlo todo e inmediatamente” Discípulo, por lo tanto, no es alguien que simplemente abandona algo, sino que es aquel que respondiendo decididamente a una llamada, ha encontrado a alguien y sigue detrás de él.

Reflexión: De todo lo expuesto se deduce rápidamente la íntima relación entre fe, conversión y vocación. Podría decir incluso que el seguimiento y respuesta a Jesús es fruto de una conversión y de una fe creyente. Jesús no llama a números, llama a personas con un nombre, con una historia a sus espaldas y con sus límites. No hay retratos “robot” del llamado. Te llama a ti y a mí para continuar su obra y hacer crecer el Reino de Dios en el mundo, pero principalmente nos llama a “seguirle”. En juego está la vinculación son su persona, no con una doctrina.

También a ti, en el mundo que te encuentras, en tu mar de Galilea y en medio de tus quehaceres/vida… Jesús pasa, te mira y te llama a seguirle. Él es Maestro itinerante, Maestro en camino y te invita, con su llamada, a que hagas camino detrás de Él y seas “pescador de hombres” para que el ser humano encuentre vida.

El “sí o el no” a esta invitación de Jesús se encuentra en ti. Tú eres el que debes de responder a la llamada. Recuerda que todo brota de una llamada.

1 comentario:

  1. NOTA: REINO DE DIOS: es una expresión que hunde sus raíces en el A. Testamento y en el judaísmo. Resumía todo lo que Israel esperaba de los tiempos mesiánicos. En los labios de Jesús adquiere un significado concreto: soberanía universal de Dios como Padre compasivo y salvador. Sobre los corazones oprimidos destella así un rayo de esperanza.

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