Foto: Momento de la bendición de las imágenes.
En la celebración de la Eucaristía del cuarto domingo de Adviento, en nuestra parroquia se han bendecido las imágenes del niño Jesús que estarán presentes en nuestros hogares. Con esta bendición reconocemos el amor de Dios que quiso y quiere seguir naciendo entre nosotros. Igualmente al bendecir estas imágenes bendecimos también, los hogares y familias donde estará presente la figura de un Dios pequeño. Al traer las imágenes de Jesús hasta nuestro templo para ser bendecidas reconocemos que el centro y protagonista de la Navidad es el amor de Dios, que se hace realidad y presencia en Jesús. Bendecimos lo que este niño nos ofrece especialmente la auténtica alegría del corazón, y con ella los dones de la paz, la salvación y la ternura.
Al finalizar la Eucaristía, miembros del grupo scouts “Alveus” nos ofrecieron la LUZ DE BELÉN. Esta luz se
hace presente en nuestra comunidad parroquial y procede de la cueva del
Nacimiento de Jesús, en la ciudad de Belén.
Al encender
nuestras velas y llevarnos esta luz hasta nuestros hogares queremos gritar al
mundo que: NAVIDAD es una acción de gracias a Dios por el regalo de su propio
Hijo. NAVIDAD es reconocer a Dios como entrañable y tierno, que nos invita a
llamarle Padre.
Esta luz simboliza la mirada de Dios, una mirada serena, llena de bondad
y ternura. La sonrisa de Dios y su rostro de paz se hacen presentes en la luz
de Belén.
Por último, no olvidemos, al contemplar la luz de Belén en nuestros hogares, que es en NAVIDAD cuando sentimos la presencia de un Dios cercano, un Dios Niño con los valores de pequeñez, debilidad, ternura, humanidad, sencillez, humildad y bondad. Un Dios que nos trae la Paz y viene a sanar y renovar nuestros corazones.
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