3º domingo de Adviento
Un modelo de vida es una persona a quien se considera un buen ejemplo y es digno de imitar. Puede tratarse de alguien cercano, de una celebridad o de un tipo anónimo, pero sea quien fuere, lo que realiza el modelo de vida en ti o en mí, es una invitación a imitarle, ya que nos sirve de ejemplo en la forma de actuar, en la conducta a seguir, en los rasgos y atributos a potenciar. Representa un ideal inspirador de quien admiramos y copiamos sus buenas conductas y acciones. Es una persona cuyo comportamiento es replicado por algunos (ya que no llueve a gusto de todos) pero para ti es modelo a emular, procurando, al menos, igualarle.
En el tercer domingo de adviento (ciclo c) se nos presenta ante nuestros ojos uno de aquellos modelos de vida que surgieron en la historia y que dedicó su existencia a anunciar la justicia y la conversión de los que iban a escucharle. Juan Bautista, modelo de cómo vivir el adviento, exigía a quienes le seguían un cambio de modo de pensar y actuar, un volver al Dios justo y, como Él, obrar la justicia. Nada de un simple cambio de palabras o de gestos, sino un cambio radical de vida. ¡Ah! y nada de privilegios para nadie, porque nadie puede estar exento de practicar la justicia y transformar el “cuore”.No confundas a Juan Bautista con un “boca-chancla” de los hablan más de la cuenta, indiscreto y bocazas.
El evangelio (Lucas 3,7-20) se puede dividir en tres escenas. La primera es la predicación del Bautista (vv. 7-14), la segunda tiene como centro la pregunta del pueblo sobre su identidad: “El pueblo estaba expectante y se preguntaban en su interior sobre Juan sino sería el Mesías” (vv. 15-17) y la tercera contiene el episodio de su encarcelamiento consecuencia de su predicación (vv. 18-20)
Juan habla a la gente sin rodeos, en un lenguaje directo, convencido de su misión, sin miedos, sin mucha palabrería y con hechos claros. En los diversos relatos evangélicos encontramos que las palabras de Juan son un alegato contra la injusticia y el estado de corrupción del país, empezando por el mismo Herodes a quien criticó en público. Por otra parte, entiende su misión como una labor de preparación a la llegada del Mesías, el cual inaugurará un tiempo nuevo basado en la soberanía de Dios. Para preparar este mundo nuevo, además de sus discursos, usaba el rito popular del bautismo como símbolo de limpieza y de renacimiento, de empezar de nuevo dejando atrás el mundo antiguo y adhiriéndose, quien entraba en las aguas del Jordán, a la llegada del Mesías. No era un rito mágico, de nada servía si no había cambio real en las actitudes de los que se bautizaban. Por ello, quien entraba en el río y se bautizaban debían tener un estilo de vida nuevo: “repartir, no exigir más de lo establecido, no hacer extorsión y no aprovecharse del otro”
Ser un auténtico modelo de vida conlleva no creerse quien no se es. Juan no se apropia de falsas identidades. Por ello, proclamará que no es el Mesías, aunque el pueblo expectante se preguntaba si no lo era. Es más declara que “El que viene es el que puede más que yo, y no merezco desatarle la correa de sus sandalias”. Él sólo se presenta como la voz que grita en el desierto, que carece de títulos y que bautiza con agua. El Mesías será quien bautice con Espíritu.
La humildad del Bautista, que se expresa en este relato, no le quitará fuerza, ni le acobardará, para proclamar lo que tiene que anunciar, guste o no guste. Claro, acabará como muchos de sus predecesores: encarcelado por fidelidad a su misión. Y aunque Lucas no lo cuente en su evangelio, este encarcelamiento terminó en muerte, degollado por mandato de Herodes. (Mt 14,1-12)
Reflexión: No sé si sabrás que en la liturgia de la Iglesia, Juan Bautista, junto con San Pablo, San Pedro y San José, tiene dos días en el calendario-santoral. Yo lo veo como una forma de invitarnos a contemplar al Bautista, que precedió a Cristo en su nacimiento y muerte, e imitarlo en su estilo de vida y en su enseñanza modélica.
Desde nuestro nacimiento poseemos modelos de
vida porque aspiramos a ser alguien más y mejor. Es parte de nuestra naturaleza
identificarnos con personas que nos motiven a progresar. Si no quieres quedarte
estancado y buscas mantenerte en constante transformación, necesitas un guía
para alcanzar aquello que anhelas.
De hecho, creo que todos somos o hemos sido
modelos a seguir, ya que el único requisito que necesitas es que inspires a
otros a ser mejores seres humanos. Un modelo da a la gente un camino y un mapa
de ruta ya sea hacia un estilo de vida, un sistema de valores o una trayectoria
profesional. Pero no confundas el ser modelo de vida con el “controlar”. Ya
sabes aquello de la canción: no controles
mi forma de vestir, ni de pensar, ni de sentir, ni de bailar, ni de mirar…
porque es total.
El Bautista proponía una forma de ser y estar en el mundo, no imponía y menos aún controlaba. La libertad por bandera.
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